Las maletas que he utilizado en estos equipajes han sido preferentemente conseguidas en mercados de objetos usados. Esta condición desprendida les confiere la carga de una historia extraviada visible en el espacio vacío o desocupado, huella de un viaje extinguido en un pasado anónimo. Este desuso les confiere una cualidad de objetos jubilados, vaciados de una memoria aún latente en su interior gastado y mudo.
Ya en el interior de la maleta existen reunidos un conjunto de desplazamientos en el tiempo y en la geografía. Como signos del viaje estas maletas remiten a un descalce respecto a una versión contemporánea del mismo, comúnmente conferida al turismo, representado hoy por nuevos dispositivos de carga cada vez más modernos y confortables, que han dejado a estas maletas obsoletas, sumidas en el romanticismo propio de una mirada retrospectiva, o más bien en un contexto histórico más próximo y concreto, abundante en inmigraciones y desalojos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario