CUADERNOS SOBRE LA CAMA


En el aire, estas pelotas conformaban un colchón suspendido por cien hilos de lana negra, que el contacto hacía móvil. Desplazamiento del cuaderno hacia una situación espacial, en movimiento aún en la quietud más aparente, y a su vez temporal, durante meses estas bolsas fueron cayendo encima de la cama, como una duración de páginas envueltas en el peso de su desprendimiento.
Aparece entonces el gesto de arrancar las páginas, así como el de desmenuzar los cuadernos, como técnica de una transformación de los cuadernos en otra cosa, en este caso en un dispositivo espacial que ocupa el espacio de intimidad de la propia cama como lugar concerniente a un estudio de taller. En este sentido, un taller de cama implica una experiencia cotidiana de sueño y despertar dispuesta al ejercicio de una experimentación y ejercicio de obra, de manera que todos los días, al acostarme en mi cama me situaba en medio de esa tensión entre las páginas y la cama, enfrentando mi cuerpo y mi sueño a la paulatina caída de estos cuadernos sobre ella, caídas que precedieron la construcción de una cama con las páginas de un cuaderno de líneas en blanco. Primero un cuaderno de obra, luego una obra de cuaderno.














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