Sobre Pieza de Paisaje, de Carlos Ceruti*



Durante su época de estudiante en este Instituto, Carlos Ceruti pareció siempre interesado en una mutación, en un cambio muy importante, que se habría producido en el arte del siglo XX y muy especialmente en el marco de los movimientos de vanguardia. Tiene que ver con el hecho de que la creación artística no debe estar confinada necesariamente a la fijación de una esencia sino que puede estar referida también a la acción, al devenir, al accidente o acontecimiento, es decir a todo aquello que sin ser previsible rompe y modifica la percepción habitual o las nociones consagradas que tenemos de las cosas. Y fue precisamente este interés el que lo llevó a formarse muy tempranamente una idea dinámica de la obra de arte y a interesarse luego, no tanto en la quietud y el encierro del taller, como en las aventuras artísticas al aire libre, en las acciones urbanas o en las formas de intervención - siempre muy poéticas en su caso - de la regularidad del orden público y el desplazamiento del interior hacia los espacios abiertos. Ese interés determinó asimismo sus preferencias artísticas y la pasión con que se aplicó a estudiar una serie de prácticas y autores que conciben la obra como un viaje y como una apertura a los acontecimientos inesperados: las deambulaciones urbanas de los dadaístas y los surrealistas, las derivas y psico-geografías de los situacionistas, los happenings del grupo Fluxus, el caminar como práctica artística, escultórica, de Richard Long o el grupo Stalker, las acciones y operaciones anarquitectónicas de Matta-Clark o Robert Smithson sobre el paisaje industrial en estado de detritus, pero también la literatura topográfica de Georges Perec y la poesía nómade de Henri Michaux, ese gran escritor viajero, tanto por el territorio físico como por el territorio mental de las drogas, que sostenía que “antes de ser obra el pensamiento es trayecto”. Carlos Ceruti, de hecho, escogió esta frase como una sentencia-guía de todo su trabajo - “Lo mío”, suele repetir, “no es el proyecto, sino el trayecto, porque estoy abierto a los desvíos”- y muy especialmente de su trabajo de tesis - Cuaderno de Título (2009) -, en la que figura como epígrafe. En este trabajo, además, se le impuso por primera vez con fuerza y consistencia teórica la idea de arrancar, en el doble sentido de desplazar significantes de un espacio interior a un espacio público, pero también de moverse, de viajar o desplazarse él mismo como artista desde un lugar fijado en la ciudad a un lugar más incierto de la misma.

En la obra que ahora nos presenta, y que ha titulado Pieza de paisaje, veo sin embargo una inversión y un cambio respecto de sus trabajos anteriores realizados a la luz de ese concepto. En primer lugar, Carlos Ceruti ha desplazado al interior de una sala un pedazo imaginario del exterior o del espacio público; en segundo lugar, el mismo se ha desplazado del territorio urbano a un territorio remoto, casi natural, a un pequeño poblado de la zona central de Chile llamado San Pedro de Alcántara, para realizar una “aproximación poética a la geografía”. Es nuevamente su concepción dinámica de la obra de arte la que aquí está operando: la obra es viaje, traslado, metáfora, que literalmente significa eso, transporte, y que además sólo puede acontecer cuando se está abierto a lo inesperado, al acontecimiento, al descubrimiento de relaciones o analogías inéditas entre las cosas, es decir, cuando uno no circula de una manera programada, como acontece con el viaje turístico; cuando el viaje, también, pone a prueba y perfecciona el carácter del viajero por sus encuentros, peligros y desvíos. Pero la obra incluye algo más; incluye, diría, un acendrado interés por penetrar, no sólo en la eficacia genética del tiempo sobre las cosas, sino también en su eficacia destructiva, corruptora, doble virtualidad que es en el fondo la materia prima de todos los artistas que no se dedican a extraer o a inmovilizar un objeto de la sucesión – v.g. el fragmento de una casa o de un paisaje - sino que se abren más bien a esa sucesión, fijan la mirada y el cuerpo en el movimiento, y dejan incluso trazas o huellas del flujo temporal en la obra misma.


El enquinchado que Carlos Ceruti ha reproducido en esta Sala es ante todo un fragmento de esa experiencia. Mimesis de una potencia efímera, ya que a los pocos días de instalado comenzó a cubrirse de pequeños tréboles, hongos y supuraciones, de pequeños acontecimientos de vida, es también una mimesis de la ruina, el muñón, la herida, materia predilecta del arte moderno y sustancia melancólica también, tanto de Pieza de paisaje - la relación entre ruina, tierra, paisaje y melancolía, valga decir, es muy antigua-, como del texto que la acompaña, a manera de explicación o de epitafio:

“Las heridas de muerte en las casas que dejan ver sus esqueletos de madera desprovistos de los adobes y los revoques, es como una contemplación de las entrañas de esta arquitectura, y también hace de este lugar un paisaje en una encrucijada: muchos ya no edificarán con adobe sino con madera y después con ladrillo y pizarreño. Me interesa ver en esta precariedad de ciertos paisajes el proceso de erosión de las huellas, la evidencia de su temporalidad”.

Se trata, en el fondo, de una consecuencia necesaria de la visión dinámica de la obra de arte y la acción artística que alienta el trabajo de Carlos Ceruti, ya que todo aquel que se consagra al devenir y el accidente, tanto en el campo de la visualidad como en el de la escritura - y en él confluyen ambas prácticas, viaje y diario de viaje, deriva y nota al paso - sabe que el tiempo no sólo es fértil en acontecimientos o sucesos inesperados y maravillosos, sino también una apertura al peligro más grande, al acontecimiento más imprevisible y fulminante de todos: la muerte misma.

Bruno Cuneo




* Este texto es un fragmento de mi presentación de la obra de Carlos Ceruti titulada Pieza de Paisaje, exhibida por primera vez en la Sala Leonidas Emilfork del Instituto de Arte PUCV, entre los meses de abril y mayo de 2011, en el marco de un ciclo titulado Work in Progress: la obra, su imaginario y su proceso.

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