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INTERVENCION DE 14 ARBOLES EN AVENIDA LIBERTAD




La Avenida Libertad
es una calle que funciona como un eje en el plan de la ciudad de Viña del mar, dividiendo el encuadramiento urbano entre Oriente y Poniente, y puntuando en cada una de sus esquinas un recorrido que va desde 1 hasta 15 Norte. Hace alrededor de quince a veinte años atrás, esta avenida, que surge directamente desde la plaza principal de la ciudad, terminaba abruptamente en las puertas del regimiento Coraceros, el cual en los años de dictadura militar jugó un papel central en el proceso sistemático de represión, tortura y desaparición de personas, sede quinta región. En la memoria de la avenida Libertad se encuentra este hito urbano como final de camino. La vinculación con esta memoria es tan presente que, una vez derribado el antiguo regimiento, se procedió a levantar en su lugar una torre de oficinas llamada precisamente Coraceros, la cual con los años se ha venido rodeando de un mall junto a un enjambre de edificios de departamentos. Las relaciones vivas entre una noción despreciable de la libertad, con fachada militar, y su sustitución por una torre de oficinas, resultan ser mera evidencia de una transformación mayor del sector, y como eje de su Avenida Libertad, que vertiginosamente al transcurrir de los años a barrido literalmente con su antaño característica arquitectura y sentido urbano residencial, para convertirse derechamente en patrimonio del comercio, de su sentido enajenado de la circulación y de la utilización privativa de sus espacios públicos.



Sin embargo, una de las características que perdura en esta avenida, como mudos testigos de su historia, son los árboles, que desde uno y otro lado van continuando la encuadrada ruta de la calle. Los árboles de avenida Libertad son parte de la tradición, la historia y el patrimonio vivo de Viña del Mar, con 80 años de vida en el caso de los más viejos. Ellos han estado allí durante todo este periodo de transformación. Por ello los árboles mismos, y pese a los atentados de la “poda” municipal, son señales de una resistencia, y en cuanto tal propicios a ocupaciones, si bien efímeras, desapercibidas y presumiblemente ilegales, no por ello menos eficaces al minuto de elaborar una propuesta crítica de las condiciones de habitabilidad de la ciudad, en nuestro caso Viña del Mar.



Si bien en un principio la idea prevista fue la de habitar estos árboles a la manera de la “casa en el árbol” (instalacion de un mobiliario urbano al cual el transeunte pudiera acceder como a un espacio publico alternativo), las evidentes restricciones (tanto de precariedad económica como de permisos municipales) y la inmediatez de la propuesta me obligó a reducir esta propuesta mediante su conceptualización a través de la pajarera y de la figura del pájaro. Para ello utilicé la obra del poeta viñamarino Juan Luis Martínez, en la que se encuentra especialmente atendida la figura del pájaro y de su canto.


REALIZACION / pajareras comunicantes (2005)
En conjunto con Marcia Saavedra, Daniela Villanueva y Gonzalo Bertoglia.


Las pajareras, en tanto construcciones afines al árbol como elemento apropiado para una habitación posible, permanecen vacías como la imposibilidad del pájaro y vacías como la imposibilidad de su canto. Los “vasos comunicantes” que cuelgan como auriculares desde los árboles permiten a cualquier transeúnte comprobar esta ausencia, el silencio convertido en bulla, la detención en pasar. En lugar de la atención, en donde se posa lo propio, el transeúnte de Libertad se caracteriza por un “pajaroneo” sin árbol, mero ir y venir de una mirada sin nidos.






En este sentido la pregunta por el pájaro, la metáfora de la ausencia del pájaro como ausencia de una Libertad habitada, y el color azul de las
pajareras en relación a la cita de Martínez: “la muerte es el más azul de los caminos”, funciona en la producción de una serie de serigrafías azules, las cuales fueron utilizadas para retratar a catorce transeúntes, cada uno delante de un árbol, quienes exhibieron catorce de estas serigrafías azules que les fueron regaladas, en las cuales se ofrecía una recompensa de 2mil dólares por un pájaro azul, con un pequeño texto de Martínez, escrito a partir de la cita “La muerte es el mas azul de los caminos” de René Crevel, aludiendo en este caso a la avenida Libertad.




Posteriormente, a partir de los registros de esta experiencia, se realizó un montaje para la exposición de intervenciones urbanas “Transurbancia”, llevada a cabo en la galería de arte Codar.













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